2 Dijo David: «Tendré con Janún, hijo de Najás, la misma
benevolencia que su padre tuvo conmigo.» David envió a sus servidores
para que le consolaran por su padre. Cuando los servidores de David
llegaron al país de los ammonitas,
3 dijeron los jefes de los ammonitas a Janún, su señor: «¿Acaso David
te envía a consolar porque quiere hacer honor a tu padre ante tus ojos? ¿No
te ha enviado David sus siervos para espiar la ciudad,
explorarla y
destruirla?»
4 Entonces Janún prendió a los servidores de David, les rapó la mitad
de la barba, cortó sus vestidos hasta la mitad de las nalgas, y los despachó.
5 Se lo comunicaron a David y envió gente a su encuentro porque los
hombres estaban cubiertos de vergüenza; el rey les mandó a
decir:
«Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba; después volveréis.»
6 Vieron los ammonitas que se habían hecho odiosos a David y
enviaron para tomar a sueldo arameos de Bet Rejob y arameos de Sobá
20.000 infantes; del rey de Maaká mil hombres y del rey de Tob 12.000.
7 Lo supo David y mandó a Joab con toda la tropa, los valientes.
8 Salieron a campaña los ammonitas y se ordenaron en batalla a la
entrada de la puerta, mientras que los arameos de Sobá y de Rejob, y los
hombres de Tob y de Maaká estaban aparte en el campo.
9 Viendo Joab que tenía un frente de combate por delante y otro por
detrás, escogió a los mejores de Israel y los puso en línea contra
los
arameos.
10 Puso el resto del ejército al mando de su hermano Abisay y lo
ordenó en batalla frente a los ammonitas.